Cada vez que escribo un trino en el twitter me alejo más de este blog y con ello hago un mal negocio.
Este perfil ha permanecido fiel, en silenciosa espera, ha archivado celosamente todas las publicaciones que he decidido ingresar, me ha sorprendido muchas veces con escritos que yo ya había olvidado, me ha dejado leer (con un buen cafe y un cigarrillo) capítulos de mi vida que quizás había preferido olvidar.
Hoy es sábado en el sur de Tel Aviv, en el pintoresco barrio Florentin, un sector que merece más de un escrito, pues se las arregla para ser bello a pesar de su deslucidez.
Amo a quien duerme en este momento en la habitación a pocos metros de este escritorio, mientras escribo en mi lengua natal, luego de una noche larga de conversaciones, susurros y caricias en hebreo.
Me hace bien escribir en español para conectarme por un momento con mi vida original, con mi verdadera historia, con los viejos dolores y llantos que desaparecen cada vez que vengo a este pequeño apartamento que ya tiene en sus paredes un poco de mi energía y en el cesto de ropa sucia un par de calcentines que se lavarán en casa ajena.
Hace unos días volví a ver una de mis películas favoritas. El talentoso Sr. Riplay. En una escena, el protagonista le pregunta a su amado: "Pregúntame que cambiaría de este momento". Luego, su respuesta es tan simple y clara que es fácil robarla. Nada. No cambiaría absolutamente nada de lo que estoy viviendo en este preciso momento.
sábado, 23 de julio de 2011
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